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Celebra el Día del Niño con este cuento para ahorrar

16 de abril, 2019

El día del niño es una forma de recordar la importancia que tienen los más pequeños en nuestra familia y en la sociedad. Por eso, es necesario que desde muy temprana edad se les comparta conocimientos que aporten a su vida de forma útil. La música por ejemplo es una gran herramienta para despertar en ellos la creatividad y desarrollar la capacidad de memoria y atención. Conoce aquí otros beneficios.

Otra forma de inculcarles valores a los chiquitines en el día del niño es invitarlos a la reflexión, es a través de las historias; un pequeño cuento como el que encontrarás a continuación te será de gran ayuda para explicarles el valor del ahorro y el presupuesto.

Celebra el día del niño con una pequeña historia

El invierno de Fermín

Había una vez, en un lugar muy lejano y muy tranquilo, una linda tortuguita; su nombre era Martina, esta tortuga era muy trabajadora y tenía muchos amigos por ser tan amable y cariñosa. A Martina le gustaba planificar todo lo que realizaría durante su semana, así sentía que las cosas salían mejor y que podía estar más atenta a cualquier situación sorpresa.

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En este mismo lugar, vivía un caballo muy fuerte y rebelde, su nombre era Fermín. A Fermín le encantaba galopar por el campo a gran velocidad para sentirse libre y aunque era muy amigo de Martina, siempre la criticaba por ser tan estricta y por tener un plan para todo, pues le parecía que era innecesario y que lo mejor era improvisar.

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Gracias al trabajo duro y al ahorro, Martina tenía una linda casa, construida con los mejores materiales que sus amigos castores le pudieron vender. Fermín, por el contrario tenía una pequeña casita fabricada por él y sus amigas las iguanas, con madera recogida en el pueblo vecino.

En verano todo era felicidad, los dos amigos podían salir al campo a pasear y volver a casa para relajarse, pero cuando llegó el invierno todo cambió. Fueron días muy duros en los que el frío no les permitía a Martina ni a Fermín salir casa, pero Martina había pensado en lo duro que podía ser ese invierno desde hace mucho tiempo, así que para atender esta emergencia,  guardó parte del dinero que había ganado como barquera, ayudando a los animalitos más pequeños del bosque a cruzar el río. Con lo ahorrado, compró comida, cobijas y velas extra para mantenerse calientita y a salvo dentro de su casa.

Fermín, aunque también sabía que venía el invierno, no guardó dinero, ni planeó cómo hacer más calurosa su casa. Además, como no podía salir, no tenía mucho para comer y sus cobijas tampoco eran suficientes para resguardarse del frío.

Era un miércoles de mucha lluvia, los truenos asustaban a todos los habitantes de este hermoso lugar. Entonces un sonido muy fuerte alarmó a Martina quien corrió a asomarse a su ventana para revisar que pasaba, aterrada notó que la casa de Fermín estaba totalmente derrumbada y el pobre caballo estaba en el suelo sin nada que hacer y temblando del frío.

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Martina, que ya había reprochado a Fermín su falta de planeación y ahorro, sin más reparo corrió a su auxilio y lo invitó a pasar a su casa; le preparó una rica taza de chocolate y esperó con paciencia a que su amigo se recuperara, pues el intenso frío apenas le permitía moverse. Cuando Fermín por fin pudo hablar, le agradeció a Martina por sus cuidados y por la valiosa lección que le había enseñado: guardar para el futuro y ser cuidadoso con lo que se tiene, no es un capricho sino una buena estrategia para enfrentar las adversidades. Lo que había ahorrado Martina durante el verano le sirvió para mantenerse a salvo durante el invierno y ayudar a su amigo.

Al terminar la tormenta, Fermín adquirió un crédito con el rey león para reconstruir su casa, y gracias a que Martina le ayudó a hacer un presupuesto de sus gastos, logró hacer todos sus pagos a tiempo; pero lo más importante, aprendió a ahorrar, planear el futuro y a mantener sus finanzas en orden.